Me encantan las pequeñas cosas de la vida. Esas que hacen sentirte feliz por un momento cuando ocurren. Un susurro, una mirada, una caricia. Un detalle.
Hay momentos que repetiría mil y una veces antes de que mi vida llegue a su final. Instantes que sólo ocurren una vez en la vida y que quizás no le demos el valor necesario o creemos que no lo merece. Equivocarse es fácil. Retractarse no tanto.
Quizá todo esto sea una compleja paradoja para la mayoría. Pero sé, que para una minoría, tendrá significado.
Quizá todo esto sea una compleja paradoja para la mayoría. Pero sé, que para una minoría, tendrá significado.