viernes, 11 de septiembre de 2009

Diario de Viaje - Túnez -Día 2- Jueves 3 de Septiembre de 2009

Abandonamos Hammamet para continuar nuestro viaje hacia el sur. Nuestros siguientes destinos son Monastir, Sousse y Port el Kantaoui para finalizar el viaje en Kairouan.
Madrugón como tópico al que nos vamos acostumbrando. ¿Primer problema? Se nos pegan las sábanas. Nos levantamos corriendo, casi no desayunamos y subimos al bus entre una gran obación de nuestros compañeros. (Que gran grupo)
Cogemos carretera y seguimos por autovía dirección sur siguiendo la línea de la costa.
Llegamos a Monastir, ciudad costera vacacional. Es la ciudad natal de Bourguiba, antiguo expresidente "electo" del país, que gobernó con mano de hierro durante tres décadas. La ciudad denota un lugar turísticamente moderno y con una gran inversión económica por parte de su hijo predilecto. Poco que ver en ella salvo una fortaleza o Ribat y el obstentoso mausoleo de Bourguiba, que por cierto se encontraba en obras de mantenimiento y me deja una foto espantosa.
Al lado de tan genuina construcción, se encontraba un cementerio de gran tamaño, con cientos de tumbas blancas y pequeños mausoleos a vidas anónimas. Todo claro está, orientado hacia la Meca.

Dejando atrás la turística Monastir, nuestro camino se dirije ahora a la portuaria ciudad de Sousse. La verdad, nada relevante me llamó la atención de la ciudad, salvo el caótico tráfico, su amurallada ciudadela y los barcos piratas turísticos que amarraban en su muelle. Una visita a un centro comercial y de nuevo al autobús para llegar a Port el Kantaoui. Fue el lugar de todo el viaje que menos me gustó. Era como un Puerto Banús pero a lo tunecino. Grandes lujosos barcos y yates amarrados en las dársenas. Nada de lo que yo venía buscando a Tunis. Tras una pequeña vuelta por la lujosa villa, y aguantando un calor realmente sofocante, comemos en un restaurante del lugar para seguidamente volver a nuestro autocar para pasarnos un rato en él camino del interior del país.
Nuestra siguiente parada y definitiva del día, pues pasaremos noche en ella, es la gran ciudad de Kairouan. Es la ciudad sagrada de Túnez. Visitarla siete veces equivale a ir una vez a la Meca. En ella nuestra primera visita se centra el la cooperativa de alfombras. Allí Lorenzo, el curioso vendedor, nos ofrece un gran espectáculo con la intención de empaquetarnos alguno de los bonitos tapices confeccionados a mano así como obsequiarnos con un té.
Es urbe patrimonio de la humanidad, y mereceido lo tiene. Sus callejuelas, sus mezquitas y su mausoleo lo confirman. De todas las ciudades tunecinas, fue la que más grata impresión y mas admiración me causo. En ella me encontré con un gran y tranquilo zoco. Por cierto, está hermanada con la ciudad de Córdoba. (Supongo por lo similar de sus mezquitas, ya os hablaré de eso)

Con muchos locales que se dedicaban a la confección y venta de prendas, no sé si de alto o bajo "estanding", ya que con el Ramadán se encontraban cerrados.
Con curiosas estampas que jamás se me olvidarán;

O imágenes que me pedían el blanco y negro para mostrar lo que allí sucedia.


En resumen, Kairouan, de todo Tunis ha sido el lugar que más me ha gustado, por sus callejuelas, su gente y por el lugar dónde nos alojamos. Antigua Kasbah (alcazaba), recombertida en hotel de cinco estrellas, desde su piscina pude deleitarme con la llamada a la oración desde los cercanos minaretes, llevándome a un estado de evasión que nunca en mi vida había disfrutado y envolviéndome de lleno en un entorno y cultura que jamás olvidaré.

Por cierto, nuestra vista desde la habitación.