domingo, 13 de septiembre de 2009

Diario de Viaje - Túnez -Día 4- Sábado 5 de Septiembre de 2009


Día del madrugón del viaje para iniciar la marcha en el autobús que nos llevaría hasta el punto elegido para el inicio de la marcha en los todoterrenos. Me ilusionaba este día. El poder recorrer un pedazo de desierto en 4X4 me emocionaba. El día se preveía caluroso y duro.
Iniciamos la marcha en los Land Cruisser, realmente cómodos por cierto, por una carretera prácticamente recta sobre un desierto de piedras. Grupos de camellos comienzan a verse próximos a la calzada.
Primera parada; Tamerza. Una pequeña población situada entre montañas y palmeral. Desde un hotel con un encanto único, contemplamos la vista a la antigua Tamerza, abandonada tras ser arrasada por una riada en la década de los sesenta.
Continuamos nuestra pequeña aventura hasta el oasis de Tamerza.
Un lugar curioso y precioso.Un oasis, con una cascada de ensueño de agua cristalina. Allí, nos enseñan una pequeña muestra de fauna del desierto. Un par de compras y de nuevo cara el siguiente destino, por cierto, con mi turbante.
Nuestra segunda visita del día Chebika. Dividida en dos, como Tamerza, las riadas causaron la creación de un nuevo pueblo colindante con el antiguo. Es un pueblo creado entre la montaña y el inicio del desierto.
Aquí, visitamos otro oasis encañonado entre montañas de gran belleza paisajística. Un lugar idílico.

Vuelta a los coches, el termómetro sube y el aire acondicionado del vehículo apacigua nuestro calor. Entramos en el mar de sal y la velocidad del 4X4 empieza a subir. Son momentos divertidos. Parada de reagrupamiento de toda la caravana en medio del inmenso mar de arena .
Unos niños aparecen de la nada. Más tarde sabré que salían de unas cabañas próximas.
Inicio de la marcha a través de las dunas, la adrenalina sube y yo, y seguramente medio grupo lo pasamos como niños.
Fin de destino tras las dunas. Llegamos al escenario de la guerra de las galáxias. Lugar un tanto curioso. Quien me diría a mí, que llegaría a visitar ese lugar. El papel cartón y la madera reinan en las extructuras y vendedores ofrecen souvenirs. El calor en aquel sitio, sofocante.
Dejamos atrás el desierto para dirigirnos a la ciudad de Nefta, creada al lado de un inmenso palmeral.
Me quedé con las ganas de visitarla detenidamente. Volveré a ella.
De nuevo a los todoterrenos para terminar nuestro viaje en Tozeur, dónde comimos y pasamos noche, descansando tras el duro día pasado.

Al día siguiente lo visitaríamos.