viernes, 4 de diciembre de 2009

Una postal para aquel recuerdo

La tranquilidad reinaba en la esplendorosa villa de Cedeira. Un lugar mágico para perderse. Para desconectar del ajetreo y bullicio de la vida en la ciudad. En vuelta en un gran temporal, la iluminada localidad parecía esquivar los fuertes vientos reinantes por aquellos días en toda la comarca. Elegante como pocas, relajarse en su entorno y disfrutar de un buen plato de marraxo en buena compañía mientras saboreas una buena estrella no tiene precio. A buen seguro y si el tiempo y la buena comitiva me lo permite, repetiré experiencia.

P.D. Gracias por esa gran escapada.