martes, 13 de octubre de 2009

Buscando un anochecer

Fue un atardecer imprevisto. Fue en un lugar con historia. Fue con mi gran amistad de compañía. Fue lo que fue. Fue el instante con lo que el día se marchó.

Porque hay momentos que merece la pena detenerse, hacer un alto en el camino. Porque las cosas más bellas aparecen en los sitios más inesperados. Porque no hay dos veces iguales. Porque no hay dos momentos pareceidos.
Por qué todo tiene un final.
P.D. Casa Museo Otero Pedrayo (Trasalba, Amoeiro)