Se marchó. Desapareció de mi vida sin dejar rastro. Me dejó entre sollozos sobre un oscuro manto para seguirlo a través de los astros. Fue capaz de apagar mi luz y sin embargo consiguió encender mi candela. Deslumbraba sobre la silueta difusa del horizonte mientras se ocultaba para no volver. Para no volver, hasta siguiente día.
martes, 1 de diciembre de 2009
Orto en vida
Etiquetas:
A Coruña Provincia,
Anocheceres,
Experiencias,
Fotos con arte,
Puestas de sol,
Viajes
Suscribirse a:
Entradas (Atom)