El otoño continúa su imparable avance hacia el apático invierno pausadamente. Tras el ténue comenzar, la lluvia y el frío comienzan a abrirse paso en nuestras vidas; las primeras nevadas cubren de blanco nuestras altas cumbres y el colorido del otoño pasa al tétrico y feo tono grisáceo invernal. Los árboles comienzan a mostrar sus fornidos esqueletos y los suelos pasan a ser alfombras de hoja. ¿Tiempo para la tristeza? No, tiempo para el disfrute de sus retinas.
lunes, 30 de noviembre de 2009
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