Me fastidia cuando algo bueno se acaba. No me gusta que algo con lo que disfruto llegue a su fin. No aguanto estar agusto y que me quiten el caramelo que saboreaba. Es curioso pero me pasa siempre que vuelvo de una prueba automovilística mientras camino por la cuneta de vuelta al coche. Me fastidia que se acabe el espectáculo, y no paro de darle vueltas al coco recordando lo recientemente visto. Supongo que el día que no me moleste que se acabe el día de carreras o que el día previo no tenga el típico gusanillo en mi estómago, dejaré de acudir a ellas. Espero que eso no suceda nunca.
viernes, 30 de octubre de 2009
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