Me encanta ver Ourense desde las alturas. No, no vuelo en globo, ni tengo la oportunidad de pasear en helicóptero ni nada que implique estar en el aire. Simplemente me gusta llenar la retina de colores mientras observo la ciudad desde cualquiera de los muchos miradores que posee.
Y gozar de buenas puestas de sol sobre la Auriense actual.
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