lunes, 5 de octubre de 2009

En alguna habitación encantada

Hay lugares en los que merece la pena despertarse. Esos lugares que por algún motivo especial provocan esa sensación de placer cuando abres el "ojito" tras una relajante noche en un lugar con encanto.
Entre las sábanas, uno está agusto. El nido caliente invita a despertarse poco a poco. El cuerpo se resiste, te vuelves en la cama. Buscar reincorporarte no es tarea fácil. La modorra existente no da facilidades y la pereza es gustosa.
Ya no sé si estoy despierto o estoy dormido. ¿Realmente no estoy soñando? Que pena que no todos los días sean domingo.

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