lunes, 14 de diciembre de 2009

Si Alonso Quijano levantase la cabeza

En un lugar cuyo nombre no quiero acordarme, paseaban dos buenos hombres un día de vendaval. Cabalgaban sobre ciento cincuenta caballos dotados de turbo. No se amedrentaban por nada y gozaban de la ruta por tan revirados caminos combatiendo contra las más temibles bestias y gigantes de metal que se cruzaban en su peculiar camino, haciéndoles detenerse en su empeño por alcanzar aquel recóndito lugar y volver sanos y salvos de tan sagaz aventura.


P.D. Y si soy zurdo, pero no manco.

1 comentario:

FRaNCHeS PoPouLoS PePo dijo...

malditos caballos... normal que después digan aquello de: "si los tienes los vas a usar!!"

Normal...

kreo ke los molinos se animaban al escuchar al "amigo" turbo...